domingo, 28 de noviembre de 2010

Bookcrossing en Madrid

Madrid acoge a partir del domingo 14 de noviembre el mayor bookcrossing de la historia: será el escenario de la liberación de 30.000 libros, repartidos por toda la ciudad, para que nuevos lectores disfruten de su lectura y a su vez los liberen también. La iniciativa parte del Ayuntamiento de Madrid y de la empresa Mahou, que, gracias a la colaboración de 600 voluntarios y con la participación de nueve editoriales, batirán un récord en este tipo de actos. El libro que ha dado el pistoletazo de salida ha sido un ejemplar de El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa, dedicado por el autor, que se ha liberado en la plaza de Oriente. Para participar oficialmente en este bookcrossing hay que registrarse en http://www.lamayorliberaciondelibros.es/. Por cada libro que se registre en esta web antes del 24 de abril de 2011, Mahou donará 3 euros a un programa de inserción sociolaboral para jóvenes en riesgo de exclusión. El movimiento bookcrossing es una suerte de 'biblioteca mundial'. Fue creado por el estadounidense Ron Hornbaker en 2001, inspirado por Where's George?, una web en la que se seguía el movimiento de los billetes. La web de Bookcrossing (http://www.bookcrossing-spain.com/) cuenta casi con un millón de miembros en todo el mundo y cerca de seis millones de libros registrados en su base de datos. Para liberar un libro mediante el bookcrossing hay que registrarlo en la web oficial para obtener un BCID, un número de identificación. Este número se debe poner en la cubierta del libro, de manera que, cuando se libere y otra persona lo encuentre, entre en la web de Bookcrossing y notifique su hallazgo. Terminada la lectura del libro, éste se debe liberar de nuevo. El BCID permite saber qué recorrido hace cada uno de los volúmenes registrados. Al margen de todo este proceso, hay maneras muy sencillas de hacer bookcrossing. La bibliotecaria de Redfield Hall anima a sus amigos y corresponsales a hacer una buena limpieza de títulos en sus estanterías y llevar los libros desestimados a cualquier punto de la ciudad. Siempre encontrarán un lector. (En el Retiro es muy famosa esta práctica).

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