La tranquila población de Stony Stratford, situada a 90 kilómetros al noroeste de Londres, es un ejemplo a seguir. Sus habitantes han iniciado una revolución (pacífica, eso sí) para salvar la biblioteca pública del pueblo. Tan combativos lectores han sacado de la biblioteca sus 16.000 volúmenes para demostrar que la institución es un bien de utilidad pública y presionar para evitar su cierre por parte de las autoridades municipales.
El programa de recorte público que el gobierno británico está llevando a cabo afecta directamente a las finanzas municipales y miles de bibliotecas públicas corren el riego de cerrarse para ahorrar gastos a las arcas estatales. La excusa que esgrimen los partidarios de cerrarlas es que cada vez hay menos gente que recurre a ellas.
La asociación de Amigos de la Biblioteca de Stony Stratford se reunió para tratar de impedir el cierre y un vecino tuvo la idea de que todos los habitantes del pueblo acudieran a la biblioteca para sacar el máximo número de libros permitido. La portavoz de la asociación, Emily Malleson (en la imagen de arriba, junto con otros vecinos sacando los libros de la biblioteca), ha afirmado que la iniciativa se aprobó inmediatamente y que su nivel de apoyo ha sido asombroso. En su página de Facebook animó a los vecinos a presentarse entre los días 12 y 15 de enero y a un ritmo de 400 libros por hora, la biblioteca se quedó prácticamente vacía.
Sin embargo, la biblioteca todavía no está a salvo. Las autoridades municipales deben decidir en febrero cómo recortar el gasto público del pueblo de acuerdo con lo propuesto en el programa del gobierno.
Pero no sólo está en peligro esta institución de Stony Stratford. En el condado de Somerset, 20 de las 34 bibliotecas existentes están amenazadas. Michael Eavis, principal organizador del Festival de Glastonbury, va a rodar un corto para denunciar esta situación e intentar que su cierre no se lleve a cabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario