domingo, 28 de noviembre de 2010

Unas palabras de Séneca

En el mes de octubre se cumplió el séptimo aniversario de la fundación de la Bibliotheca Alexandrina, que se inauguró con la intención de emular la mítica biblioteca helenística de la Antigüedad. Sin embargo, las grandes bibliotecas no siempre han tenido buena reputación. En su tratado sobre La tranquilidad del alma, Séneca escribió lo siguiente: «¿De qué sirven tantos innumerables libros y bibliotecas, cuyo dueño en toda su vida apenas podrá leer los índices?
La multitud de volúmenes abruma al estudiante, no le instruye; más provecho te hará dedicarte a pocos autores que mariposear por muchos. Cuarenta mil cuerpos de libros ardieron en Alejandría; alabe otro este espléndido monumento de la opulencia de un rey, como lo alabó Tito Livio, que lo llamó ‘obra egregia del buen gusto y diligencia de los reyes’. No fue, no, buen gusto ni diligencia, sino una estudiosa demasía o, por decir mejor, no fue estudiosa, porque no los reunieron para el estudio, sino sólo para la vista, como acontece a muchos que ignoran aun las primeras letras, para quien los libros no son instrumentos de estudio, sino decoración de sus comedores».

No hay comentarios:

Publicar un comentario